domingo, 27 de noviembre de 2016

PERIODIZACION DEL ENTRENAMIENTO


La periodización del entrenamiento deportivo

Dado que el deportista, en el curso de un proceso de entrenamiento plurianual, no puede estar continuamente “en forma”, la puesta en forma, su estabilización y su regresión están sometidas a una periodicidad por ciclos.
Un ciclo de entrenamiento puede reproducirse una o dos veces y, como mucho, tres veces en el curso del año, según la disciplina deportiva y el nivel de calificación del atleta.
El ciclo de entrenamiento se distribuye en tres períodos, que son:
  • Período de preparación
    Objetivo: desarrollar la forma deportiva
  • Período de competición
    Objetivo: afinación de la forma deportiva, con la participación en competiciones
  • Período de transición:
    Objetivo: recuperación activa y regeneración del deportista, regresión de la forma física
Estas fases de evolución de la forma deportiva alcanzan un nivel incesantemente creciente en el curso de los años de entrenamiento, para llegar finalmente al rendimiento máximo propuesto.
El período de preparación suele dividirse, a su vez, en dos partes. La primera, también conocida como “general”, se cumple para los trabajos destinados a la formación básica de las capacidades. La segunda, también conocida como “específica”, se caracteriza por trabajos más intensos y con una relación más directa con la disciplina deportiva.
El período competitivo reúne los trabajos más específicos del deporte, ya que comprende a todas las competiciones que el atleta realiza. Suelen ser períodos de trabajo muy intensos y con un volumen relativamente bajo.
Finalmente llegamos al período de transición, donde los valores de volumen e intensidad caen en forma drástica. El deportista abandona la competición y continua su entrenamiento incursionando en otros de

RENDIMIENTO DEPORTIVO







para lograr la excelencia en el alto rendimiento deportivo es fundamental maximizar todos los recursos disponibles, tanto físicos y técnicos como los mentales. Sólo así se pueden traspasar los propios límites, expandir las capacidades y aspirar a estar  en la cima de la disciplina.
En los altos niveles de competición la diferencia la marca la performance mental del deportista. Todos consideran y destacan que el aspecto mental es fundamental en el juego. Sin embargo, por lo general, los jugadores o equipos no cuentan con especialistas adecuados en la materia. Casi todo lo mental está librado a la buena voluntad y al sentido común. No es difícil sentirse especialistas en el conocimiento y manejo del aspecto mental en el deporte, con el sentido común parece alcanzar y no se considera necesario el asesoramiento profesional. Pero las exigencias actuales del alto rendimiento demandan otro nivel de profesionalismo para estar a la altura de los mejores. Muchas estrategias que funcionan para un rendimiento aceptable, no funcionan para el alto rendimiento e inclusive pueden ser contradictorias. Muchos mecanicismos que habitualmente se utilizan para crear confianza en los jugadores, terminan por destruirla.
Si el jugador o el entrenador pueden disponer de su estado mental a voluntad para que rinda en su máximo potencial, sin que suceda por casualidad, entonces no necesita un profesional de la psicología del deporte. Pero, si esa performance está librada al azar, entonces sí necesita del apoyo especializado. Algo realmente se sabe cuando se lo puede repetir y manejar a voluntad.
La mejora de la performance mental es un proceso que exige tiempo y paciencia. El proceso permite elaborar los conceptos para cambiar las viejas premisas y creencias por otras más evolucionadas. Esperar resultados instantáneos es no comprender el funcionamiento de la mente en el deporte. Un trabajo profesional con el deportista debe considerar el aspecto mental al inicio del camino. Buscar al psicólogo deportivo en una situación de crisis de resultados demuestra la falta de importancia que se le dio al aspecto mental.  
Los resultados del psicólogo deportivo sólo se pueden ver a las semanas de empezar a trabajar. No son directos pero en menos de un mes si el trabajo está bien hecho se pueden cosechar los primeros resultados.
Los principios de psicología del deporte que se encuentran aquí se corresponden con las mejores prácticas para el alto rendimiento y son difíciles de poner en práctica, pero en la medida en que se pueda avanzar en ellos, mayor será el nivel de desarrollo. Esto no significa que consideraciones que los contradigan no funcionen, sino que para un desarrollo sustentable son los recomendables. Cada entrenador los debe recibir para generar su propios pensamientos y aplicarlos con su originalidad y estilo personal. Muchos entrenadores y jugadores tienen éxito pero no necesariamente eso implica que tengan claro por qué lo alcanzaron
Es conveniente que el psicólogo deportivo no haya practicado el deporte sobre el que está asesorando porque de esta manera no tenderá a centrarseen aspectos técnicos que no son de su incumbencia, sino sólo en los mentales.